Que lindo es sacarse espinas de encima y casi no sufrirlo.

Que lindo es mandarse de lleno a una pileta vacía y de cabeza y no rompértela.

Que lindo es haberse mandado una cagada (que en tu mente sea eso) y no solo salir bien parada y con la cabeza en alto, sino también que eso haya servido para aprender de viejos errores y no volver a caer. O simplemente para entender, para sacarse una cuenta pendiente y poder sacarse un fracaso de encima. Un ex fracaso. 

Pensar que mi mente durante estos días se torturó y tal vez demasiado ante lo que iba a pasar y me sorprende que hoy no estoy torturada, no estoy deprimida, ni siquiera siento que traicioné a alguien. No me acechan todas esas culpas que creí que iba a tener. Tal vez tengo una cierta inquietud, pero por mi personalidad. Y principalmente me sirvió para saber cual es mi posición en este momento. Con el pasado y con el presente. Incluso me sirve para ir viendo un poco de mi futuro. 

Tal vez otro día, me sienta horrible. Pero por primera vez voy a decir y sobre todo a decirme, viví el presente. El pasado por algo paso y el futuro ya llegará.